sábado, 2 de diciembre de 2006

LOS MUNDOS: EN UNA VIDA DE OTRA PARTE



GERMÁN ADOLFO RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ
germaniatica@yahoo.com
germenxpunk@hotmail.com
UNIVERSIDAD DISTRITAL



El texto que a continuación se presenta se produce a partir de diálogos y disertaciones muy diversas y, como suele suceder, divertidas, enigmáticas, a veces insulsas pero también muy benéficas. Hablar con aquel que tiene un punto de vista sobre… y hacerlo en planos académicos le da “más caché”, y al mismo tiempo cumple con el cliché aquel del academicismo, o mejor, pseudoacademiscismo; y, por supuesto, tener un eje central, un eje por el que han rotado locuras, sinsabores, envidias, necesidades y opiniones muy subjetivas, casi hasta rayar con el asco por el otro.
De dicho eje podemos hablar tan poco como lo que se conoce de él, pero, al mismo tiempo, permite dejar que la mente vuele en interpretaciones que saturan una clase o una clase de pensamientos o unos pensamientos sin clase que a veces aburren, pero siempre hay un perro que se resiste. Las frases inconexas, que quizá lo son sólo para quienes no manejamos muy bien nuestro idioma, los pensamientos y el recorrer del tiempo en un montón de hojas que confunden y nos piden mirar atrás, rebobinar, son ese eje central. Un perro hecho por un hombre y un Mundo pendiente del perro que aquél hace, son el eje central de las conversaciones banales con la almohada de la calle, de lo que se dice o está por decir y de lo que se está pendiente que se dirá; el cine y la lectura, además de las reflexiones impensadas de situaciones “ilógicas”; la falta de privacidad que, al parecer, no se quiere o quizá nunca se ha tenido, por culpa de los medios, y tal vez una de las tradiciones más antiguas del mundo, el hecho y el placer de contar, como Juglares o chismosas de pueblo, sin dejar de mencionar la tragicomedia que acomete a Carlota, una de las protagonistas de la historia.

Bajo estos y otros tantos ejes, que tal vez no existan, es que circunda la novela “Todo en otra parte”, de la bogotana Carolina Sanín Paz, quien desarrolla en este libro una temática tan densa como el idioma en que está escrita, intencionalmente, por quien investiga la sintaxis de sus monólogos más pobres [1] ya que ella, cita Torres, habla y escribe en su propia lengua como un extranjero [2]. Pues bien, es una novela compleja que no trata de nada, pero en su trama se trata de “tratar acerca de algo”; es una novela que permite la especulación sobre los sucesos y el diario vivir de una persona cualquiera, como lo es Carlota, como lo es usted, quien me lee, si me lee y como yo que leo y trato describir. A manera de resumen, para ambientar un poco el texto y de lo que se habla, o se trata de hablar, la revista Piedepagina dice:
“La historia es la de una subtituladora de cine, Carlota, que tras el cierre del teatro para el que trabajaba, decide emprender un viaje por el mundo: París, Samarcanda, Hong Kong, Sacramento (California) y San Juan de Puerto Rico. Por esta misma época da por terminada su relación con Julio, y cada vez que Carlota regresa de un viaje, entra a la casa de Julio y se roba un objeto, entre los que hay una falda roja y un par de cortinas. A cambio, Carlota deja un regalo. Aparte, en una calle cercana, vive un señor que está haciendo un perro, y su particular historia queda registrada en el poderoso diario Los Mundos” [3].

En alguna parte que no recuerdo, quizá una entrevista por radio o TV escuché decir a Gabriel García Márquez, refiriéndose a aquellos que habían opinado en las columnas de los diarios sobre su obra “Cien años de soledad”, que a ellos también deberían otorgarles un premio Nobel debido a que esas imaginarias opiniones tenían un talante similar al de dicha obra. Es decir, a las interpretaciones que se habían hecho de su obra. Quizá, y si por suerte del destino, como fue que me encontré con esta novela, su autora algún día lee este humilde y desabullonado texto opinará lo mismo, que estoy buscando algo donde no lo hay o donde no existe lo que yo busco, que no es el perro que alguien está haciendo en la pensión, sino simples referencias a la presencia de los medios de comunicación en la vida de los demás.
En realidad, lo único que me interesa es hacer algunas reflexiones respecto al fenómeno de los mass media en la cotidianidad; en especial, de la gran industria que son los medios informativos, que se ve muy referenciada en esta novela, y si el juego de palabras que hace la autora está allí “Por lo que son” [4] ellas, creo que la presencia de ellos también está contenida en el libro por lo que son. Además, esto coincide con el interés particular que me despiertan los medios de comunicación o los medios hipermediales como les dicen. Tal vez por ello, y por la historia del perro, fue que me permití escurrirme por esa cantidad de pensamientos nocturnos de la autora.

Los medios de comunicación definitivamente han cambiado la vida de las personas, aun tanto como lo hizo la escritura en su tiempo y ni punto de comparación con respecto a la parte de la difusión de los escritos que permitió la llamada Galaxia de Gutenberg a lo que hoy en día permite la TV o el Internet, el mundo del “Homo Videns”[5]. Pero esto se ve únicamente en las ciudades industrializadas, como lo vemos en la novela, pues en la posible ciudad en la que se desarrolla la historia de Carlota, Julio y el Hombre que estaba haciendo un perro, circundan por doquier los medios de comunicación; mientras, en uno de los últimos capítulos, cuando se van de viaje, la autora viaja hacia un castillo de orden feudal, en el que no hay medios de comunicación y si la historia se desarrollara en Bogotá que sería posible por las fantasías ficcionales de la autora, más que por la realidad y la historia, ya que allí en Colombia nunca existió, al menos formalmente, este sistema de gobierno, lo que me lleva a pensar que Carolina Sanín andaba con sus personajes en la cabeza y eran ellos quienes viajaban dentro de ella mientras ella lo hacia dándole la vuelta la mundo, como lo pretendió hacer Carlota.
Esta presencia de los medios es bien marcada en el libro, al punto que desde ellos se construye la vida de los personajes y formarlos de la manera que los medios desean; de saber lo que pasa con ellos y, de manera “providencial”, también saben lo que pasará. En esta ciudad imaginada no hay más noticias, o al menos no se hace referencia a ellas sino que sólo se ocupa de la historia de Julio y Carlota y de la del hombre que estaba haciendo un perro. Muestra de ello se da por ejemplo en la página 52 del libro. Carlota decide romper su relación con Julio para ver ¿qué pasa? y sería de suponer que esta decisión se quedará entre ellos y tal vez los allegados, pero ella misma (Carlota) lee en Los Mundos el final de la historia de ella con Julio, pero ¿cómo se enteraron? ¿Por qué ha de causar interés esta historia? En páginas anteriores, es posible que la autora haga una referencia tácita al hecho de que los medios amañan la información de una u otra manera, describiendo, como una suerte de técnica de distracción sobre noticias de interés o simplemente otras noticias, ya que cuando encienden el televisor “para ver el noticiero de Los Mundos. A los seis minutos de estar viéndolo, el noticiero se interrumpió y la pantalla mostró el segundo asalto de una pelea de boxeo. Un documental reemplazó el tercer asalto. Cuando el canal de Los Mundos volvió a la pantalla, las noticias habían terminado” (p. 46) [6]. Es más, los medios están tan pendientes de ella como si fuera una estrella del cine, viendo que tan sólo era la traductora de este, pues relata Carlota que en el periódico Los Mundos “la primera pagina repetía el plan de mi viaje y decía que la serie de mis robos y regalos podía prolongarse indefinidamente…” de tal manera que describe todo el aparente itinerario de Carlota en su odisea por el mundo, sin ella haber salido a lugar alguno, por lo que ya se percibe un rol de los medios de comunicación en la vida social.
Tal vez la intención de Sanín es cambiar el statu quo que se presencia en la vida diaria, en la que los protagonistas de las primeras planas de diarios, programas televisivos y radiales siempre son los “grandes personajes” mientras que, por ejemplo, detrás de una industria como la del cine, hay personas que trabajan aun más que las mismas estrellas y nunca se sabe nada de ellas, de personas como Carlota. Así, Sanín le da cabida a estos personajes que nadie ve ni conoce pero se sabe que están allí. Ella le da la preponderancia en la primera página del Mundo.

Esta novela, además, me suscita una serie de recuerdos sobre películas que a veces por casualidad he llegado a ver, pero me parece que Sanín emplea una temática similar, o ¿será que así lo quiero ver desde mi subjetividad? El hecho es que en el recorrido por esta laberíntica novela aparecen imágenes que se asemejan de gran manera con algunas películas como la protagonizada por Jim Carrey, The Truman Show, en donde el actor norteamericano encarna a Truman Burbank, quien protagoniza, sin saber, una especie de Reality que la industria televisiva ha creado para él, pues “El Truman Show es eso, la historia íntegra, en tiempo real, de su vida. También es la más faraónica producción jamás emprendida por un medio audiovisual: miles de cámaras, un gigantesco set de filmación –eso es Seahaven, la isla en la que vive Truman– con actores principales, secundarios e innumerables extras” [7]. Nada muy diferente de lo que pasa con Carlota y su historia con Julio, además de la del hombre que estaba haciendo un perro, pues Los Mundos, o sea los medios, se ocupan prácticamente de la vida de todos los que conocen y no conocen a Carlota, es decir, Los Mundos lo saben todo y es dentro de ese celuloide en que ocurre la historia, en la que el lector, fácilmente, se puede poner en posición de observador de la historia como desde el panóptico, desde donde se ve todo el show montado por la industria televisiva. Eso por un lado. Por otro, la estructura narrativa se puede asemejar con la de las películas “Amores Perros” o “Corre, Lola, Corre”, en la que se cuentan sucesos particulares de las personas implicadas en un hecho común, en el caso de la película mexicana, de la colisión entre dos carros [8]. Se usan unas anacronías narrativas y unas secuencias “ilógicas” que vuelven al lector loco, y esa es la magia de los libros, seducir, volver locos a sus lectores.

Otra película que llega a mi cabeza mientras leía el libro es la película del conocidísimo Lars Von Trier “Idioterne” o en su traducción: “Los Idiotas”, en la que el mundo es idiota y lo único real, por tanto, es hacerse cargo de la idiotez y llevarla hasta sus últimas consecuencias, según Guillermo Ravaschino [9] Se parece mucho en la parte del libro en que varios personajes extraños son secuestrados por Los Mundos en el apartamento de Julio, so pretexto de sacarles algo de información acerca del hombre que estaba haciendo un perro. Como consecuencia de este encierro, los personajes se envuelven en una departición sexual, mejor llamada, orgía. Esto mismo sucede en la película de Von Trier al celebrar el cumpleaños de uno de los protagonistas, en la que el cambio de parejas y las imágenes sexuales son predominantes, como probablemente sucedió en el apartamento desolado de Julio.

Para constatar lo dicho hasta ahora sobre Todo en otra parte y la relación que, a mi parecer, existe entre la historia y los medios de comunicación, tomaré diferentes citas del libro, que hablan por sí solas respecto del tema mencionado.

Toda la odisea que se desarrolla en el libro se da por dos factores como son: la existencia de un hombre que está haciendo un perro y al mismo tiempo, la separación de Carlota y Julio, por lo que se plantea un juego entre ellos, juego en el que ella saldrá de viaje alrededor del mundo y cada dos meses volverá a la ciudad para quedarse por dos días en los que robará y dejará un regalo a Julio. Respecto de la separación de ellos, en el libro, página 33, Carlota le propone a Julio que se separen “porque lo leí en Los Mundos”, dice ella. Clara presencia de los medios sobre la vida de los habitantes de la ciudad.

Otra de las cosas por rescatar respecto a Los Mundos es que algunos de los personajes tienen empleo allí, como el caso de Rita, quien es secretaria de Los Mundos; así como Julio, en su momento, quien comienza a escribir la letra de una canción para Los Mundos:

“Julio dijo que tendría que dedicar sábado y domingo a escribir la letra de una canción. El lunes debía entregársela al compositor que había escrito la música. El martes los dos irían a ofrecerle a Los Mundos la canción completa, para que Los Mundos la incluyera en uno de los discos que distribuiría con el periódico los miércoles” (p. 56).

Otro ejemplo de ello, de todo lo que se entrometen los medios de comunicación en la vida de los personajes de la novela, se presenta en la página 44, siendo aún el capítulo dos y Carlota sosteniendo una conversación con Luis: “Cuando cesó el ruido de la ducha, conté desde el otro lado de la puerta que acababa de llamar a Los Mundos. –La secretaria que contestó el teléfono me dijo que Julio debía estar <>” [10].

También se ve la omnipotencia de los medios de comunicación en la página 45, cuando Luis confirma que hay una sede de Los Mundos en Nueva York. Este mismo personaje, Luis, pretende montar un restaurante al que le caben veinte personas o comensales y “Luis confiaba que se llenaría cuando apareciera criticado en Los Mundos” (p. 51).

En una conversación entre Carlota y una azafata que trabajaba para Luis en el restaurante mencionado, esta reconoce a Carlota porque “había leído en Los Mundos el artículo que hablaba del final de mi historia con Julio”, dice la protagonista, pues ella apareció en “la foto de la página central” del diario (p. 52). Siguiendo con la conversación, hablan ahora de los viajes que ha realizado Carlota, diciéndole la azafata que pudiera que ella hubiera entendido mal, pero en Los Mundos decía que debería haber ido a Roma y no a París (p. 53). La situación de Carlota era tan cruel que, haciendo una metáfora plantea, por debajo de cuerda, el carácter que tiene le diario de la ciudad, en el que no se ocupan de otras noticias, seguramente más importantes que la odisea que ella vivía, ya que hasta “… la guerra que no salía en Los mundos era peor que estar sin Julio” (p. 53).

Insisto en las imágenes que me sugiere la novela y una relación, de alguna manera directa, con la película protagonizada por Jim Carrey, The Truman Show, pues en ella, como se dijo anteriormente, hay una farsa montada a partir del personaje, de igual forma que al parecer sucede con Carlota, pues en el diario la única protagonista de las noticias es Carlota; por ejemplo, en la página 66, mientras Julio y Alvira “leen” [11] el periódico y dice Julio: “—¿Quieres que siga leyendo el periódico? ¿Te leo la página de arte? Habla de las obras que Carlota conoció en Francia. Dizque vio en un vitral las figuras de tres decapitados que cargaban sus cabezas” (p.66).

Pero es en los capítulos 4 y 5 en los que se desarrolla aun más la temática que atraviesa este texto, y donde hay más presencia de los medios de comunicación en la vida de los personajes de la novela, como en el inicio del cuarto capítulo:

“Finalmente Los Mundos se dio por enterado que había un hombre que estaba haciendo un perro. Pudo haberlo sabido por Luis, que se lo había oído a Felicia y frecuentaba el periódico para concretar el negocio de la canción de circo. Pudo haberlo sabido por Rubén, que lo sabía por su hermana y trabajaba como repartidor de diarios. Habría podido enterarse por Julio, a quien se lo habíamos dicho Alvira y yo. Pero se enteró por mí. Por una llamada de larga distancia que hice desde mi segundo destino. (…) Le pregunté si Los Mundos no conocía noticias más relevantes que las de mis idas y venidas. Cómo podía ser que la gente comprara la prensa para aprender que yo me había duchado con Felicia, que Julio había salido de paseo con un amigo extranjero, que yo comía pasta en vez de pollo y que en mi comedor había una lámpara de prismas. Para qué servía hablar tanto de mí” (p.81).

Igual que Julio y Luis, quienes hacían la canción para Los Mundos, además de Rita, quien consiguió empleo como secretaria, hasta la misma Carlota se comprometió con Los Mundos a escribir detalladamente la historia del hombre que estaba haciendo un perro o alguno que otro apartado que no se supiera, de su relación con Julio. Por lo que dice: “Y me comprometí a trabajar para Los Mundos. Pero sucedió que, durante el vuelo que me traía de vuelta de mi segundo destino, antes de ponerme a escribir por vez primera, abrí el periódico. Describía con mentiras lo que Julio y yo habíamos hecho por separado durante los últimos dos meses” (p.82). Y siguiendo con la función de escritora del diario, y hablando con Rita sobre el material para escribir, ella le dice que “—ya alguna vez has contado incidentes de su vida sin haberlos presenciado –objetó Rita–, aunque no nos los hayas contado a nosotros” (p.83). Y aconsejándole sobre lo que puede ser material para escritura en el periódico, la autora, a través de Rita, deja ver hasta dónde pueden llegar lo medios de comunicación en su afán por conseguir una noticia, cuando le dice que “—Para asegurarte de obtener una noticia –añadió– debes hacer que a Julio le pase algo. Prepárale un evento” (p.83), embarcándose así en la actividad periodística, implicando de esta manera a otro(a) de los personajes, Susana, quienes preparan un acto de espionaje para lograr una noticia, sobre lo que se convertiría en la primicia y el proyecto bandera de Los Mundos, que era saber quién era el hombre que estaba haciendo un perro.

Hasta en el futuro se encuentra la presencia de los medios, pues se habla que Calixto, ayudante de Carlota en el viejo cine, se casará con Flora, de quien escriben “Los Mundos tiene una historia de amor para el futuro” [12].

Este medio de comunicación, cuyo nombre no compromete a ninguno pero los encierra a todos, tiene hasta una parte infantil, llamada Los Mundos para niños (p.104), de igual manera que un programa radial, como es Radio Los Mundos en el que Castor y Vivar entrevistarían en vivo y en directo a Carlota, en el inicio del capítulo 5. Esto se puede asemejar a la novísima llegada de los reality a la vida de las personas, haciendo de la vida de otro, en este caso de Carlota, un correrío de chismes públicos, como sucede en casi, sino en toda la novela. Esta similitud con los Reality se mantiene en todo el capítulo mencionado, y quizá Sanín Paz, quiere dar a entender ello al proponer un “secuestro” que lleva a cabo Los Mundos, so pretexto de su baja en el público lector y de explotar la noticia que era una veta de información: Investigar quién es el hombre que está haciendo un perro, pues

“Los Mundos se obstinó en ocuparse del tema y como no tenía nada que decir acerca del hombre, nada aparte de que estaba haciendo un perro, decidió publicar un anuncio a quienes hubieran oído hablar de él (…) –Acudieron Luis, Felicia, Daria, Pedro y Julio, pensando que se les invitaba a conocer el perro. Otros aludidos no fueron, quizá porque olieron la trampa” (p. 121).

Quedando así atrapados en el apartamento de Carlota y encerrados con la complicidad de Rita, secretaria de Los Mundos. Esto refuerza lo dicho anteriormente respecto a que los medios, para llegar a la noticia, hacen lo que sea, hasta engañar a la gente y especular con ellos bajo la finalidad de obtener el beneficio esperado, ya que “El periódico creyó que ocultaban datos más significativos, y para hacer que desembucharan los llevó a tu apartamento en una furgoneta y allí los encerró sin periódicos, sin radio y sin televisión” (p.121), como si ello fuera lo más importante para un ser humano. Todo esto porque “La idea era que tu casa, poblada de tus cosas, les trajera a la memoria algo del hombre que estaba haciendo un perro” (p.121). En este apartamento suceden cosas que sólo al estilo de la autora se le ocurren, además, con un tinte de desesperación por parte de los personajes quienes resultan teniendo relaciones sexuales unos con otros, como en el ejemplo expuesto arriba con la película de Lars Von Trier.

Otra gran referencia que la autora hace hacia los medios de comunicación y que está muy ligada a la construcción de las noticias es cuando Miguel Castor le va a hacer la entrevista a Carlota en el Minibar, mencionando, ¡en vivo y en directo!, que Carlota se acerca, mientras ella está muy lejos del lugar y sabe que si no llega pronto “me van a cambiar por cualquiera que se haga pasar por mí”, dice a Alvira (p. 131). Esa farsa de los medios llega a su punto más alto de ironía cuando Castor menciona diferentes llamadas que hace el “público” para preguntarle a Carlota sobre cualquier cosa, si no hay nadie llamando y ni siquiera pendiente de lo que pasa, dándole rienda suelta al chisme. Se ve que las preguntas que se hacen no son las de un supuesto público, sino las que a Los Mundos le interesa. Todo esto con el fin de desviar la atención del publico sobre la “noticia bomba”, la del hombre que estaba haciendo un perro (pp. 137-139). Los votos son otro modo de implicar a la gente a los medios de comunicación, tal vez vendiendo una falsa idea de democracia. El hecho es que en la entrevista que Castor le hace a Carlota tiene de por medio una votación en la que los habitantes de la ciudad, por medio de un voto, “deciden” si Carlota es culpable o inocente del saqueo en el apartamento de Julio; nada diferente de la estructura de un Reality show.
La omnipresencia de los medios o Los Mundos se ve de nuevo, en la página 147, cuando Los Mundos transmitía “por triplicado cuando Daria corregía, con el fin de que se grabara en la memoria de los radioescuchas que anhelaban un diploma de español” (147), en una conversación común y corriente entre Daria y Bob, que Los Mundos aprovechó para el curso de lenguas a distancia.

De esta manera, el texto hace muy explícita la presencia de los medios en la vida de sus personajes, terminando el capítulo 5 y siguiendo el 6 y 7, en los que esta presencia ya no es tan explícita, ni siquiera en el séptimo, en el que Carlota llega a Rusia, el país más grande del mundo y del que no conocía sino una parte, por lo que estaba viendo frustrada la idea de recorrer todo el mundo. Allí, en el país más grande del mundo, específicamente en la calle Dubrovka [13], estaba el viejo cine en el que ella había trabajado, estaba reformado. En este teatro se describe de una manera casi minuciosa, pero ficcional, lo que fue la toma al teatro en donde el texto mismo le hace sentir al lector la tensión que se muy seguramente se vivió en el lugar.

En el capítulo 8, a punto de acabarse la novela, otro narrador es quien toma las riendas de la situación, pues ahora es él quien narra lo que sucede con ella y no ella misma, que lo hacía en una silla, recibiendo el calor de La Habana, que le ablandaba los huesos. Carlota ya ha envejecido, pero contaba la historia de su desamor con Julio como si fuera una mujer joven, pero quién no rejuvenece un poco al hablar del amor de su vida. Pero también, la vieja y olvidada Carlota, esa “vieja seca y rara” [14] fue olvidada por el periódico, por el programa radial, por la radionovela, por los programas de televisión, fue olvidada por Los Mundos, y le dice a Vicente:

“Los Mundos me fue dejando atrás. Durante las últimas dos etapas de mi viaje, apenas se me mencionó en los noticieros. Los pocos lectores del periódico que me recordaban tenían que buscarme en la página de pasatiempos, en la sopa de letras, y ni siquiera entonces encontraban mi nombre sino una palabra que podía evocarme. Hace un mes y medio, cuando salí de Rusia y suspendí la vuelta al mundo, Los Mundos dejó de hablar de mí definitivamente.” (pp. 222-223).

La extinción de Carlota para Los Mundos y, a su vez, de este medio de comunicación, se da cuando sale la última edición de Los Mundos, antes de extinguirse. Esta edición salió como una especie de álbum, como un libro que se titulaba Complemento de Los Mundos [15] en el que se le dedica una página de la segunda parte a cada uno de los personajes de la novela, mientras en la primera parte el complemento se ocupó del hombre que estaba haciendo un perro. El fin de Los Mundos se debió también a Carlota pues financió todo su viaje alrededor del mundo “(…) el periódico había vaciado sus arcas para financiar el viaje alrededor del mundo y armar con él las historias que luego había publicado por entregas” (228) [16].

Así termina la novela en la que los medios de comunicación, según este escrito y el recorrido hecho en este, sobre aquella. Con la lectura de un Complemento de la historia de Carlota, quien terminó postrada en un cuarto en La Habana, Cuba, que compartía, además de Vicente, el lector del complemento, con cien personas más. Esto daba fin a la historia de Los Mundos, de quienes los padres de Rita pensaban que “no era ni más ni menos que la mafia”(231), pero quizá esperando la continuación del complemento de Los Mundos con una aparición de Vicente, pues finalmente toda la publicación de la historia de Julio y Carlota no fue más que la constitución de una historia de las personas que habrían tenido alguna relación con Carlota.





NOTAS

[1] Extractado de la entrevista que el 3 de Abril de 2005 le realiza la Revista de Libros Pie de pagina en su tercer número a la autora del libro. Publicación hecha por Internet en http://www.piedepagina.com/numero3/index.htm

[2] DELEUZE, Gilles. Diálogos. Traducción de José Vázquez. Valencia, Pre-textos, 1980. pp. 8-9. Citado por Torres Guerrero, Andrés Octavio en: http://www.ucm.es/info/especulo/numero31/csanin.html

[3] En: http://www.elespectador.com/2005-04-24/contenido_MI-2581.htm

[4] En: http://www.elespectador.com/historico/2005-04-24/contenido_MI-2581.htm

[5] Concepto trabajado en el libro “Homo Videns. La sociedad Teledirigida”, de Giovanni Sartori Ed. Taurus 1998.

[6] Aclaro que la cursiva al referirse al nombre del diario Los Mundos es propia del texto. Este fragmento es sustraído de: SANÍN PAZ, Carolina. Todo en otra parte. Bogotá, Planeta, 2005. p. 46.

[7] Tomado de: http://www.cineismo.com/criticas/the%20truman%20show.htm

[8] Vale mencionar que en esta película hay una presencia importante del perro (animal) pues cada uno de los implicados tiene uno o al menos algo que ver con uno.

[9] Tomado de: http://www.cineismo.com/criticas/idiotas,_los.htm

[10] La cursiva y las comillas << >> son del original

[11] La palabra leen se encuentra en comillas para dar a entender la relatividad de ello, pues Alvira no sabe leer.

[12] Las comillas << >> son del original

[13] Dubrovka es el nombre del Teatro que los separatistas chechenos tomaron, reclamando la independencia de su país, que se ve sometido al yugo del ejército Ruso, quienes, utilizando un mortífero gas, mataron a cerca de un centenar de personas, entre captores y rehenes que murieron por intoxicación de gases como señala el diario El Nuevo Mundo de Nicaragua en la página Web en donde cayó el líder de los chehchenos Movsar Barayev:
http://archivo.elnuevodiario.com.ni/2002/octubre/27-octubre%202002/nacional/nacional6.html en el que se señala la posición de V. Putin, presidente de dicho país, al señalar <> Pero vale preguntarse qué es verdaderamente inhumano, matar a personas inocentes para mantener el yugo sobre un país o hubiera sido mejor negociar. Es quizá por este dilema que la autora toma este apartado de la vida, sea la de Carlota o la de ella misma, para señalar el discurso que manejan los gobiernos para validar una acción que merece todo el repudio del mundo. ¿Quiénes son los verdaderos terroristas?

[14] De esta manera es que se refiere Vicente, quien acompaña a Carlota en La Habana, mientras ella le cuenta las historias de amor y desamor de un ser que parece ahistórico.

[15] La cursiva en Complemento es del original (p. 223).

[16] En todo el texto hay mención a la publicación de las diferentes historias por medio de los folletines o publicaciones seriadas o como se menciona en la pagina citada, por entregas.
Fotografía: Andrés Torres Guerrero.

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